Espiritualidad de las etapas de la vida

Síntomas físicos del despertar espiritual

Sarah Regan es una escritora de espiritualidad y relaciones, y una instructora de yoga registrada. Se licenció en radiodifusión y comunicación de masas en SUNY Oswego y vive en Buffalo, Nueva York.

Probablemente hayas oído hablar de los despertares espirituales y de cómo pueden conducir a personas más iluminadas (nos atrevemos a decir, “despiertas”). Pero, ¿qué significa realmente un despertar espiritual y qué implica en realidad? Para responder a estas y otras preguntas, hemos preguntado a los expertos. No te preocupes, también tenemos la primicia de cómo empezar el tuyo.

La noción del despertar espiritual existe desde hace siglos y puede observarse en diversas culturas y religiones de todo el mundo. Llámelo “nirvana”; llámelo “iluminación”; llámelo “felicidad”; un despertar espiritual comienza en el momento en que una persona puede dar un paso atrás y “despertar” a su vida con una nueva sensación de estar en este mundo.Los despertares espirituales pueden ser ligeramente desconcertantes al principio, ya que a menudo nos hacen luchar con preguntas como: ¿Quién soy y por qué estoy aquí? La idea del despertar espiritual fue popularizada en el mundo occidental por el famoso psiquiatra Carl Jung (que describió el proceso como el regreso al Yo original), pero la experiencia de elevarse a un estado superior de conciencia siempre ha sido una parte intrínseca de lo que significa ser humano.

Cuánto dura un despertar espiritual

La vida espiritual para el cristiano no es un mero camino horizontal, sino más bien vertical y se asemeja a una escalera que consta de diferentes niveles de progresión. Así, el camino espiritual para el católico-cristiano se compone de tres escalones que son el interior, el religioso y el espiritual.    En esta entrada, me centraré en los individuos del Evangelio de San Lucas que muestran cada etapa.

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En primer lugar, la “vida interior” se refiere al nivel inicial del camino espiritual de los cristianos. En esta etapa, una persona demuestra la capacidad de ser consciente de sí misma (autónoma) y muestra la capacidad de utilizar su imaginación. Esta etapa es necesaria para que un cristiano aumente y profundice su espiritualidad. Sin embargo, es posible tener una vida interior profunda sin ser espiritual.    Un ejemplo pragmático de esto es un artista secular que pinta un cuadro. Ejerce su imaginación sin contemplar los misterios de Dios. Sin embargo, normalmente cuanto más poderosa es la imaginación, mayor es el potencial que tiene una persona para alimentar su “motor espiritual”: la mente.

La depresión del despertar espiritual

El envejecimiento no conlleva inevitablemente un desarrollo espiritual, pero el envejecimiento y los conceptos culturales de lo que es apropiado o se espera en las etapas posteriores de la vida sí alteran las condiciones de vida de manera que pueden aumentar la conciencia de las necesidades espirituales y pueden estimular el interés por un viaje espiritual. Por supuesto, el envejecimiento físico y el mental no son fenómenos unitarios. Diferentes individuos pueden experimentar patrones de envejecimiento bastante diferentes en términos de qué cambios ocurren, a qué edad y a qué ritmo. Las diferencias en los genes, el entorno, la sociedad y la cultura se combinan para producir una asombrosa variedad de experiencias individuales de envejecimiento físico y mental.

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Los estereotipos populares sobre el envejecimiento lo presentan como un proceso de declive, pero para la mayoría de las personas, al menos antes de los ochenta años, el envejecimiento es un equilibrio relativamente neutro de ganancias y pérdidas que se experimenta como una suave desaceleración que les permite mantener su estilo de vida preferido.

Lo que sí cambia significativamente es el interés por un viaje interior. Numerosos estudiosos han observado que la edad media y avanzada implican una experiencia de aspectos cada vez más trascendentes de la vida interior (Alexander et al.; Erikson et al.; Thomas). Achenbaum y Orwoll vincularon el desarrollo de la sabiduría a una actitud cada vez más trascendente hacia uno mismo, hacia las relaciones con los demás y hacia los objetivos del mundo. A medida que aumenta la edad, muchas personas se perciben a sí mismas con actitudes cada vez más trascendentes. Se deleitan más en su mundo interior, tienen menos miedo a la muerte y sienten una mayor conexión con todo el universo (Tornstam; Atchley).

Los tres caminos de la vida espiritual pdf

La primera es el cumplimiento. Los Diez Mandamientos dominan en esta fase. Ser espiritual en esta fase depende de mantener una lista de lo que se debe y lo que no se debe hacer, de mantener las “reglas”, sean las que sean, de ser perfecto.

Este tipo de control espiritual es una etapa necesaria pero muy inmadura. Nos preocupamos por las acciones más que por las actitudes. Nos preocupamos por no insultar a alguien, tal vez, pero no por querer insultarlo.

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La cuestión es que en esta etapa no hacemos elecciones. No son elecciones reales. Simplemente nos conformamos o nos rebelamos. Hacemos lo que nos dicen y nos consideramos santos por haberlo hecho. Hacemos todo lo que nos dicen, pero nunca nos preguntamos si lo que hacemos tiene algo que ver con las Bienaventuranzas o no.

El segundo nivel de la vida espiritual es la conciencia. Tiene más que ver con convertirse en cristiano que con seguir los rituales de serlo. Esta etapa del desarrollo espiritual despierta en nosotros la conciencia de que nuestro papel como cristianos es ayudar a hacer del mundo un lugar justo y pacífico. No estamos aquí simplemente para convertirnos en parangones de la piedad organizativa.

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