
Rasgos de la espiritualidad salesiana
Espiritualidad juvenil salesiana
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La espiritualidad salesiana es una visión para vivir el Evangelio tal y como lo aprendieron, vivieron y compartieron San Francisco de Sales (1567 – 1622) y Santa Juana de Chantal (1572 – 1641). Sus primeros discípulos fueron las Hermanas de la Visitación de Santa María, una comunidad de mujeres contemplativas establecida por estos dos santos en 1610. Su visión continúa hoy en día, vivida por personas de todos los ámbitos, estados y etapas de la vida. Lo que sigue son algunos de los rasgos más destacados de la espiritualidad salesiana: Lee otros boletines de espiritualidad salesiana.
Espiritualidad salesiana don bosco
Hay en el espíritu salesiano un profundo aprecio por el significado de las pequeñas cosas. La insistencia en el ocultamiento en el proceso de crecimiento espiritual corresponde a esta apreciación. Las hazañas dramáticas, los actos de gran heroísmo, las mortificaciones visibles se dejan para otros miembros de la familia cristiana. El espíritu salesiano ocupa una discreta despensa en la cocina o quizás una casita de jardinero en el hogar de la Iglesia mayor[1].
Sin embargo, en el ámbito interior está presente un claro sentido de la naturaleza radicalmente transformadora del mundo de la vocación cristiana. El corazón de Jesús vivo se encuentra en la cruz. Es el corazón entregado de un Dios inclinado en la abyección y el dolor. Este Jesús moribundo abyecto está muy presente en la espiritualidad salesiana. Pero el escenario de los moribundos es interior y las oportunidades de entrega a la manera de Cristo se presentan diariamente en las circunstancias más ordinarias. Jesús vive en medio de la gente como gentileza, amabilidad, consideración mutua, etc. – todas las pequeñas virtudes que marcan la conciencia relacional.
Espiritualidad vicentina
La caridad no tiene límites, porque el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por su espíritu que habita en cada uno de nosotros, llamándonos a una vida de DEVOCIÓN e invitándonos a florecer en el jardín donde él ha plantado y dirigiéndonos a irradiar la belleza y difundir la fragancia de su Providencia. Este fue el mensaje que San Francisco de Sales proclamó en su tiempo y esta es la esencia de la espiritualidad salesiana. Para algunos es una “Espiritualidad del Corazón”. Los rasgos más destacados de la espiritualidad salesiana son los siguientes:
Se considera que San Francisco de Sales realizó “una verdadera revolución” en la ascesis y la espiritualidad. Antes de él, San Jerónimo, por ejemplo, parece hacer de la castidad la base de su ascesis; Francisco de Asís elige la pobreza; San Bernardo, la mortificación; San Benito, el celo por la liturgia. La penitencia era para muchos autores antiguos lo que el amor era para Francisco, y la penitencia para Francisco sólo tenía valor en la medida en que nos permite crecer en la caridad. Francisco insiste en la conversión interior antes de emprender las prácticas exteriores.
El carisma salesiano
Don Bosco enseñó a sus salesianos y a los jóvenes a los que servían que era fácil ser santo. “Haced las cosas ordinarias de forma extraordinaria”, les decía. Enseñaba que no era necesario buscar formas extraordinarias para ser santo o practicar la virtud. “Aceptad lo que os traiga el día”. Les enseñó a hacer simplemente lo que tenían que hacer cada día, pero hacerlo bien y ofrecerlo como una oración.
La espiritualidad de los salesianos fue moldeada en diferentes momentos por cuatro grandes santos: San Francisco de Sales (1567-1622), Santa Juana de Chantal (1572-1641), San Juan Bosco, (1815-1888) y Santa María Mazzarello (1837-1881). También ha sido profundamente influenciada por las valientes y alegres aportaciones de un número cada vez mayor de jóvenes, como Santo Domingo Savio (1842-1857) y la Beata Laura Vicuña (1891-1904).
La espiritualidad salesiana no tiene nada de complicado, es tan sencilla como profunda. Está pensada para todos, independientemente de su posición en la vida. El primer libro que San Francisco de Sales escribió sobre espiritualidad, Introducción a la vida devota, fue escrito para una joven casada con familia. Don Bosco escribió libros de espiritualidad para los jóvenes y enseñó a sus colaboradores a utilizar un método educativo de razón, religión y bondad. Santo Domingo Savio, siendo él mismo un adolescente, pudo decirle a un chico nuevo en el oratorio de Don Bosco: “Aquí hacemos que la santidad consista en ser alegre”. Las herramientas del salesiano son la Eucaristía diaria, la devoción a María y un modo de vida alegre que ofrece el trabajo diario como una oración